Es muchísimo más difícil

Es muchísimo más difícil de lo que pueda parecer, plasmar cualquier opinión, dado los tiempos que corren: 27- 1-2.024, sobre todo si es negro sobre blanco, en ésta nuestra España.

Confluyen multitud de circunstancias en lo que quiero demostrar: el momento histórico, político, social, religioso, ideológico actual… que pueden llegar a influir sobre ésta y cualquier otra opinión. Está, además, la fuerza instigadora de la presión de las redes sociales, que tan fácilmente manejan la opinión de la masa social, hace tiempo ya aborregada con maestría. Concretamente, desde la expansión “incontrolada” de las redes sociales que, cada vez, nos hacen más sumisos a la novísima necesidad angustiante de hacernos oír, de querernos saber oídos por el resto de la sociedad. Y éste es un hecho del que participan, desde su iniciación, todas y cada una de las ideologías políticas. Quede claro.

En mi caso particular, la dificultad a la hora de dar una opinión, nace en el mismo momento del nacimiento mental de cualquier opinión. Y me explico: Es cuando reflexiono, que siento cómo soy incapaz de atrapar y centrar todos mis argumentos, -que no dejan de ser, en ese mismo instante, meras ideas volátiles-, en algo determinado que quiero dejar plasmado en negro sobre blanco, por decirlo así. Volver sobre ello, y hacer con ello, algo material a lo que pueda modelar y dar forma, es un suceder que se me suele escapar. Aquí, no creo equivocarme si digo que, mi caso no es, para nada, particular y exclusivo. Todos,-los que tenemos un pensamiento consciente-, participamos de esta modalidad, que todo acontecer tiene.

Así, expresarme a favor o en contra de cualquier suceso, soy consciente de, más que de ser entendido y apoyado, -o mínimamente tomado en consideración-, uno suele ser denostado y criticado sin piedad. Es mucho más fácil acabar siendo criticado y vilipendiado, que de ser escuchado y apoyado. Nada tiene que ver si se tiene o no razón con lo que uno argumenta. Los críticos tienen “la necesidad” de que sea oída su sentencia, que les es mucho más importante que la opción racional y de uso del sentido común, de pararse durante unos instantes a reflexionar, y sopesar las diferentes posibilidades, antes de dar esa sentencia sin base alguna y sin argumento, sobre lo que se ha planteado.

Según parece, el poder del “pensamiento” mayoritario, no tiene necesidad de pasar por el filtro de una mínima reflexión y contrastación, que tenga coherencia antes de dar un veredicto “a lo loco”, diría yo.

El estado actual de las cosas, -España, 2.024-, es, innegablemente de creciente crispación y enfrentamiento. Hasta el día de hoy, la posibilidad de la aparición de un enfrentamiento violento, nadie lo cree ni constructivo ni necesario, pero es bien cierto que aumenta su posibilidad en un futuro que, cada vez parece más cercano. Esta realidad, nadie puede negar que es una situación, ciertamente, indeseada por todos. A favor de su imposibilidad, me atrevo a apuntar entre otras, las siguientes cuestiones: 1 El estado de aburguesamiento actual de la sociedad, carente, cada vez más, de reacción real ante los acontecimientos; 2 Como consecuencia, la desgana y conseguida desmotivación social, apoyada por el poder establecido, de participar activamente en protestas y movimientos sociales en contra del estado. “Virgencita déjame como estoy”; 3 La membrecía a un orden superior del estado, como es el de la Unión Europea –entre otras instituciones- que influye y obliga a España, como miembro de estas organizaciones supranacionales, a acatar determinadas reglas que, supuestamente, están por encima de la concepción misma de España como país o nación con una identidad propia y de total independencia; 4 la sumisión al control social, jurídico, legislativo y ejecutivo a la que a todos y a cada uno de nosotros, nos tienen sometidos como individuos, ante lo que no somos ya capaces de reaccionar; 5… 6…

Por otro lado, las opciones a favor de que la anteriormente mencionada posibilidad llegue a ser tal, enumeraré, entre otras, las siguientes:1 la radicalización de posiciones ante los actuales sucesos que lleve a una sublevación social real; 2 la reiterada y radical unilateralidad que ejerce en sus decisiones el gobierno nacional sobre temas varios, que no dejan de ser alta y preocupadamente cuestionables, en referencia a la unidad nacional, que provoque activas reacciones populares; 3 el evidente matiz electoralista de numerosas medidas, o mejor decir de numerosas promesas, de carácter social y económico, tomadas por el gobierno ante las inminentes elecciones autonómicas en Galicia…, que despierten a la sociedad del adormecimiento al que está sometida y provoquen su despertar 4 Que, ante la influencia de poderes ocultos políticos y económicos de ámbito supranacional, (multinacionales, terceros países, etc. ) despierte la sociedad y ésta reaccione… 5… 6…

En conclusión, para bien o para mal, ( y es mi opinión que es más bien para mal), tenemos ante nosotros un planteamiento de futuro bastante,- por decirlo suavemente-, complicado. Los derechos sociales, llevamos unos años que se están regalando a espuertas, mientras se está destruyendo el valor del esfuerzo. Las subvenciones y ayudas se otorgan sin pedir contraprestación alguna y, ese dinero necesario para que sean realidad, si sale es siempre de los mismos, la clase media, que parece ser objetivo prioritario hacerla desaparecer o, como opción alternativa y en último caso, se la traslada, se la transporta a años venideros como deuda que habrán de pagar nuestros hijos, nietos, bisnietos… mientras los que ocupan hoy el poder se preocupan de su situación o estatus actual, conscientes de que el futuro de sus decisiones no les afectará jamás, mientras nos “venden” que su actuación y decisiones son las mejores que se pueden tomar.

En fin, el mare magnum de ideas que a todos nos invaden continuamente es algo indomable, y por el que me he visto invadido ha sido éste, que he intentado dominar y expresar lo mejor posible. Callo, y también olvido, mucho que aquí me hubiese gustado compartir, pero que al sentirme incapaz de hacerlo, decido dar por terminada esta divagación, que espero, no haya molestado a nadie.

A 27- 1-2.024 Salamanca

 

Muchas gracias por vuestra consideración y reconocimiento. Espero que no se entienda mi argumentación como reflejo de ninguna tendencia política. Únicamente he intentado desarrollar lo escrito en base al puro sentido común. Muchas gracias