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El personaje

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por Khar Asbeel, 16 de Septiembre de 2017. Respuestas: 2 | Visitas: 773

  1. Khar Asbeel

    Khar Asbeel Poeta fiel al portal

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    Después de tantos años, de tanto trabajo, había dado por terminada la saga. Tecleando frenéticamente, con las ojeras en los ojos remarcadas por el brillo de la pantalla, el escritor daba por terminada la historia de Lady Chrysandra, la heredera el oscuro clan de Claymortish.


    “¡Listo!” – grito para sí mismo el escritor, al tiempo que alzaba los brazos en señal de autocomplaciente jubilo.


    Una sonrisa cínica surcó su rostro sin afeitar. El final era el más inesperado para todos sus lectores. La trágica muerte de Chrysandra a manos de su envidiosa media hermana, el derrumbe del reino de Morthypharis y la extinción del clan Claymortish causarían sendos infartos en los seguidores de la historia de la tierra de Earlis.


    Satisfecho con el mismo, el autor se rascó la rimbombante barriga.


    “¡¿Cómo está eso de que muero!?”


    La tremenda voz, arropada en fría furia, hizo dar un enorme salto al hombre, que se creía solo.


    Al volver la vista, vio a una alta y pálida mujer, de largos cabellos negros y profundos y helados ojos oscuros. Vestida con un vestido negro, de extravagante pero sensual diseño. La tela le daba elegancia, mientras el entallado cuero resaltaba la voluptuosidad del cuerpo que contenía.


    Del cinturón de piel negra colgaba una enfundada y enorme espada.


    El hombre la reconoció al instante. Durante años la había visito dentro de su mente. El mismo le había dado vida. Sabía que era imposible, pero ella, Lady Chrysandra, se erguía ante el en todo su hermosa y lúgubre grandeza.


    -“¡No puede ser!” –grito el escritor.


    Llevándose las manos a la cabeza agachada, se froto las sienes y los parpados


    “Es una alucinación, solo eso. He escrito por más de ocho horas. Solo es una jugarreta de mi mente, saturada del mismo tema”


    Así razonaba el hombre. Pero al levantar la vista, la mujer de rostro pálido seguía ahí, mirándolo con una furia que parecía no tener fin.


    -“¿Cómo está eso de que muero?” – volvió a preguntar la oscura figura.


    El hombre, creyéndose sumergido en un sueño de duermevela, consiguió guarda la compostura y por fin pudo hablar.


    -“Así lo he decidido. Es la mejor vuelta de tuerca que puedo hacer para sorprender al lector, acostumbrado a finales felices. El fallecimiento de la figura central, el fracaso de su epopeya, el fin más amargo, es algo que rara vez se ve. Lo siento Chrysandra, pero he decidido que vas a morir”-


    El rostro de la mujer se contrajo en un rictus de tristeza.


    -“¿Pero… después de todo lo que pase, de todo el sufrimiento, de todas las muertes… mi reino se verá perdido, mi hermana, a la que tantas veces le salve la vida, acabaría con la mía… después de todo, yo… todo… fue en vano, desaparecerá…?”


    La voz de la doncella era suave, hermosa, cristalina como el canto de un arroyuelo, teñida de una suave y dulce tristeza.


    Exactamente como el la había imaginado.


    -“Así es”- dijo el escrito- “Todo acaba de esa forma”


    -“¡Pero..!- grito la mujer


    “¡Nada de peros!” – gruño el hombre, levantando una mano como exigencia de silencio. “Tú no tienes ningún derecho de exigir nada. Solo eres una sombra producto de mi imaginación, no eres nada más que una de mis fantasías. Eres mi creación y yo soy tu dios, aquel que te dio vida y te destruirá cuando lo desee”


    Los hermosos ojos de la mujer se volvieron dos rendijas que despedían destellos de frio odio.


    -“¿Solo una sombra, eh? Pues yo existo, yo vivo, yo soy. Hasta puedo decir que vivo más que tu”-


    El hombre no dijo nada. La mirada de la figura de negro lo tenía paralizado. Sabía que los ojos de Chrysandra eran tan imponentes que no había en la tierra de Earlis quien le sostuviera la vista… y al parecer, en esta tierra tampoco.


    -“¿Crees que te necesito a ti, a tu mente, para estar viva? ¿No te has dado cuenta de que hay miles, millones incluso, de lectores, que alientan mi existencia al leer mis aventuras y desventuras? ¿Qué crees que pasaría cuando todas estas almas me dan entrada a su mente ¡a sus almas! a su propia vida? ¿Tienes idea de cuantos hombres y mujeres me aman sinceramente, aun cuando solo leen mi nombre en un papel impreso o en un aparato digital? ¿Has pensado en cuantas mujeres quieren ser como yo y cuantos hombres quisieran estar conmigo? ¿Tienes idea de cuantas personas han tenido sueños eróticos conmigo? ¿Sabías que yo estoy ahí, en esos sueños, tomando y otorgando placer, succionando un poco de su vitalidad?”-


    El escritor, empalidecido y febril, no podía más que poner atención a cada frase, escupida con orgulloso desprecio por una tempestuosa y gélida voz.


    -“¿¡Y aun así me dices que no estoy viva y que te necesito para existir!?!”-


    Tomándolo de la camisa, lo arrojo con pasmosa facilidad contra la pared.


    -“¡Malnacido hijo de puta!”-


    La alta mujer, poseedora de una fuerza amazónica, descargo su furia en potentes puñetazos contra su creador. El hombre gemía, atenazado por el horror de que algo que no debería existir lo estaba moliendo a golpes.


    De repente, Chrysandra se detuvo. Mientras recuperaba al aliento, miro con cierta lastima el rostro del escritor, cubierto de sangre y hematomas; después de todo ese hombre, de apariencia vulgar y abotargada, la había creado. Se podría decir que es su padre.


    Pero el corazón de la reina guerrera estaba forjado en el inquebrantable acero de las montañas de Kril, así que levantando la ensangrentada faz del escritor y acercándola a la suya, les dijo:


    -“A pesar de todo, te necesito. Muchos podrían escribir sobre mí y lo están haciendo en estos momentos, pero tú eres mi autor original. Podría matarte si lo deseara y de eso ya te diste cuenta y esto no eliminaría mi propia existencia. Pero no lo hare, por ahora. Cambiaras el final, seguirás escribiendo sobre mí, sobre mi reino y sobre mis hijos por venir y sobre los hijos de mis hijos”


    El hombre aterrorizado vio el abismo insondable que había en los oscuros ojos de Chrysandra y comprendió lo que era el verdadero miedo.


    ************


    El hombre sigue escribiendo. La saga aún continúa y se ha editado el octavo disco y es en proceso el noveno.


    El hombre se siente cansado y enfermo. Una gordura mórbida lo ha poseído por la falta de ejercicio. Los dedos están torcidos y cubiertos de guantes para evitar perder la piel por el contante tecladeo. No duerme más que un par de horas etapas del día y la noche y su dieta es básicamente el café bien cargado. El escritor es ahora totalmente desgraciado, prisionero en su sucia y oscura habitación, mientras su lujosa mansión, comprada por sus éxitos literarios, caía presa de un decrépito abandono.


    Pero no puede escapar demasiado lejos de ese cuarto. Tampoco puede dejar de escribir, pues una alta y esbelta figura envuelta en ropa negra mira siempre por encima de su hombro, vigilando las frases que poco a poco llenan la pantalla.

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    #1
    Última modificación: 26 de Septiembre de 2017
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  2. Antonio del Olmo

    Antonio del Olmo Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Un relato cargado de misterio y suspense. Los personajes de ficción viven en la imaginación del escritor y sus lectores.

    Saludos desde Madrid.
     
    #2
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  3. Khar Asbeel

    Khar Asbeel Poeta fiel al portal

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    Te agradezco mucho tu mensaje, Antonio.
     
    #3

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