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La metáfora y el mito (Álvarez de Miranda)

Tema en 'Ensayos y artículos sobre arte poético' comenzado por prcantos, 18 de Enero de 2017. Respuestas: 1 | Visitas: 2671

  1. prcantos

    prcantos λίθον ͑ον απεδοκίμασαν ͑οι οικοδομουντες

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    Hola a todos. Presento aquí un librito delicioso que conocí hace pocos meses, y que ha supuesto para mí un auténtico "antes y después" en mi modo de leer, de entender y de seguir a Federico García Lorca.

    MetaforaMito.jpg

    El libro se titula La metáfora y el mito. Intuiciones de la religiosidad primitiva en la obra de Lorca, y su autor es Ángel Álvarez de Miranda (1915-1957). La edición que yo manejo, y que se considera prácticamente definitiva, es la de Sevilla de 2011; edición al cuidado de Pedro Álvarez de Miranda. La obra ha tenido una curiosa aventura editorial. Fue publicada por primera vez, aunque incompleta, durante el verano de 1953 en sucesivos números de la Revista de ideas estéticas con el título Poesía y religión. En 1963 vio de nuevo la luz en la que durante mucho tiempo fue su edición más conocida, la de los Cuadernos Taurus con el título La metáfora y el mito. Pero el título original que el autor había concebido era Descenso al antro de García Lorca (título tomado del cuerpo del texto). Naturalmente parecen tres obras distintas. La edición de 2011 parece haber puesto orden en todos estos azares, ofreciendo un título realmente apropiado al contenido, además de ofrecer una versión depurada del texto, de las notas y de las referencias.

    La tesis fundamental de este estudio es la siguiente (la ofrece el propio autor, antes de desarrollarla y justificarla, en el primer capítulo):

    Lo que ahora llamamos "poesía" de un poeta contemporáneo, García Lorca, ha sido capaz de coincidir en todo lo esencial con los temas, motivos y mitos de antiguas religiones. Esa coincidencia se debe a que ambos fenómenos, el poético y el religioso, brotan de un mismo coherente sistema de intuiciones sobre la sacralidad de la vida orgánica. Por eso el contenido esencial de los "poemas" de Lorca es una recaída, espontánea e inconsciente, en los mitologemas característicos de la religiosidad naturalística (A. de Miranda, La metáfora y el mito. Intuiciones de la religiosidad primitiva en la obra de Lorca, Sevilla 2011, p. 29).​

    Creo que no cabe mejor o más perfecto resumen del libro. Pero conviene explicar o destacar algunos aspectos.

    El punto de partida lo constituye esa "sacralidad de la vida orgánica": los procesos naturales, especialmente aquellos que están ligados a los momentos fundamentales de la vida (nacimiento, alimentación, fecundidad, muerte...), y los elementos líquidos a ellos ligados (agua, sangre, leche materna, fluidos sexuales...) en su dimensión arquetípica (mitologemas), fueron elevados por el hombre, en un pasado remoto, para formar ese complejo antropológico que se llama "religiosidad naturalística", un tipo de religión mucho más primitiva que las grandes religiones históricas que aparecieron mucho después.

    Lo curioso es que el nacimiento de la poesía no es un fenómeno extraño a la confección de este sistema religioso: la ritualidad concomitante al mismo está en el origen de manifestaciones culturales como la tauromaquia (nivel más ligado a lo orgánico y menos simbólico) y la poesía, el teatro, el rito propiamente religioso y el relato mitológico (niveles más alejados de lo orgánico por su mayor elaboración simbólica).

    (Excediendo el ámbito del libro que nos ocupa, pero muy ligado a él, para la relación entre tauromaquia, rito religioso y tragedia griega, recomiendo los interesantísimos estudios preliminares a Bodas de Sangre, por Allen Josephs y Juan Caballero, y a Yerma, por Ildefonso-Manuel Gil, incluidos en las primeras ediciones de ambas obras por la editorial Cátedra en 1985 y 1976, respectivamente; y para la vinculación entre la mitología griega y Andalucía, el no menos interesante que precede a la edición de Poema del cante jondo y Romancero Gitano, también en Cátedra, a cargo de Allen Josephs y Juan Caballero, de 1977 en su primera edición).

    Álvarez de Miranda organiza su exposición a partir de los tres momentos fundamentales de la vida orgánica: la fecundidad (y sus anexos, como el nacimiento, la sexualidad, la maternidad...), la sangre y la muerte. Temas, todos, que a día de hoy nos resultan inconfundiblemente lorquianos.

    Continúa tratando un cema que siempre es central en la fenomenología de la religión, y que sirve como origen y meta de todo el sistema religioso: la divinidad. En la religiosidad natural ligada a la vida orgánica el misterio divino que aparece constantemente no es otro que la luna. La luna es aquí la fuente de la sacralidad. ¿Puede haber a estas alturas tema más lorquiano que la luna? El resto de la obra se dedica a relacionar los tres temas anteriores con la divinidad lunar: luna y muerte, luna y sangre, luna y fecundidad. Lorca en estado puro.

    Álvarez de Miranda escribe este librito mediante numerosas y bien documentadas pinceladas tomadas de su campo propio de conocimiento (era catedrático de Historia de las religiones), pero también, y sobre todo, que es lo que aquí más nos interesa, con un extenso catálogo de ejemplos tomados de la producción poética y teatral de Lorca (sobre todo Romancero gitano, Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, Bodas de sangre, Yerma y algunas Canciones y composiciones de Libro de poemas, las obras lorquianas más directamente ligadas a esta dimensión primitiva y primordial).

    Ofrezco aquí un único ejemplo, pero más que suficiente para despertar el apetito de todos los que amamos la obra de Federico:

    En las mitologías arcaicas es frecuente ver a la luna captando toda la sangre de los seres terrestres, y hasta en ciertas creencias populares se prolonga esta noción imaginando a la luna provista de un hocico que le sire para aspirarla. La cosechera de muertos, esto es, de vidas, es, pues, inevitablemente succionadora de la sangre, que es inseparable de la vida. Pero esta succión no es vampirismo: es posesión y reintegración de la vida a la Vida. No es tampoco maleficio: es el beneficio de la salvación; ya vimos que en la luna están el gran patetismo y la única consolación. De eso se trata, una vez más: la succión sanguínea operada por la luna no es sino un trámite de la soteriología lunar. Y así la sangre de los héroes lorquianos no podría eximirse de ser succionada por la luna. Ante la de Ignacio Sánchez Mejías, el poeta suplica:

    Dile a la luna que venga,
    que no quiero ver la sangre
    de Ignacio sobre la arena.
    ¡Que no quiero verla!
    La luna de par en par.

    Y, hecha la súplica, por virtud de su poder impetratorio no hay sino esperar a que la divinidad lunar invocada reaccione y acuda. Hela aquí:

    La vaca del viejo mundo
    pasaba su triste lengua
    sobre un hocico de sangres
    derramadas en la arena.

    Esta vaca del viejo mundo, esta gran vaca cosmogónica es la luna (...) Pero esta aspiración de la sangre por la luna tiene su más insistente expresión, por boca de la Luna misma, en la ya conocida encarnación dramática que el poeta le confirió. Oigamos lo que la luna dice de sí misma, y veamos de paso la presencia no casual del cuchillo:

    La luna deja un cuchillo
    abandonado en el aire,
    que siendo acecho de plomo
    quiere ser dolor de sangre.

    Y poco después:

    Pues esta noche tendrán
    mis mejillas roja sangre [...]
    ¡Un corazón para mí!
    ¡Caliente!, que se derrame
    por los montes de mi pecho.

    Y luego:

    Pero que tarden mucho en morir. Que la sangre me ponga entre los dedos su delicado silbo. (Bodas de sangre)


    (A. de Miranda, op. cit., pp. 92-94).​

    Me da la impresión de que este libro no es demasiado conocido ni está todo lo divulgado que tendría que estar, dado su más que sobresaliente interés. A mí me parece que cualquier persona interesada en el universo poético de Lorca haría bien en leer atentamente esta pieza fundamental de los estudios lorquianos. Libro, además, que por su pequeña extensión (137 páginas, presentación y notas finales incluidas, en el formato de 11 x 16 cm. de la edición actual) y por la gran profusión de ejemplos tomados del corpus lorquiano que contiene, es de lectura más que agradable.

    Termino mi presentación de esta joya con una pequeña reflexión acerca de "lo lorquiano". Hace pocos días comentaban en este foro que alguno de los romances que yo mismo he compuesto y he dedicado al mito de Orfeo tenían notable influencia de García Lorca. A mí me gusta mucho que me lo digan, pues no es mala influencia, digo yo... Pero siempre, en tales casos, me hago la siguiente pregunta: ¿se trata, en realidad, de que este humilde aficionado a la poesía ha recibido la influencia de tan gran maestro, o se trata, más bien, de una coincidencia en esa temática que involucra lo primitivo, lo natural, lo sacral que emana, hace milenios, desde los fluidos más vitales hasta un cielo presidido por la luna? Lorca elevó todo esto a una poesía (entiéndase, poesía y/o teatro poético) del todo insuperable, que ya se ha convertido en paradigmática por mérito propio. Por eso ciertos temas nos suenan ya irremediablemente lorquianos. También nos dejamos seducir por estos temas tan radicalmente humanos y hacemos... buenamente lo que podemos.

    Si esta pequeña recensión sirve para que quien no conozca el librito de Miranda se acerque a él, me doy por satisfecho. Si no, también me basta con que leamos, una vez, más a Federico. Saludos.


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    Referencias

    * A. de Miranda, La metáfora y el mito. Intuiciones de la religiosidad primitiva en la obra de Lorca, Editorial Renacimiento, Sevilla 2011.

    * F. García Lorca, Poema del Cante Jondo, Romancero gitano, Cátedra, Madrid 2009 (1977 1ª ed.). Ed. y estudio preliminar por Allen Josephs y Juan Caballero.

    * F. García Lorca, Bodas de sangre, Cátedra, Madrid 2015 (1985 1ª ed.). Ed. y estudio preliminar por Allen Josephs y Juan Caballero.

    * F. García Lorca, Yerma, Cátedra, Madrid 2014 (1976 1ª ed.). Ed. y estudio preliminar por Ildefonso-Manuel Gil.
     
    #1
    Última modificación: 18 de Enero de 2017
    A Canko, spring, Luis Adolfo y 1 persona más les gusta esto.
  2. Luis Adolfo

    Luis Adolfo Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Genial aportación. Me ha encantado tu exposición. Desde luego es muy interesante todo lo expuesto y el libro desde luego parece merecer la pena. Un saludo afectuoso, poeta y gracias por esta valiosa información. Lorca tenía algo especial.
     
    #2
    A prcantos le gusta esto.

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