Una historia de amor diferente

(La historia es ficción, pero el lugar y la frase son reales, obra de un enamorado al que le rompieron el corazón)


Provocaba una sensación extraña, regresar diez años después al país que la vió nacer. A los 35 ya se es más maduro y el mundo se ve distinto. Ahora los detalles son más evidentes y los sentimientos más profundos. Por ello, todo parecía más pequeño; las calles, las aceras, hasta los edificios de doce pisos que antes lucían inmensos, eran juguetes comparados con los que estaba acostumbrada a ver en la ciudad de Nueva York. Pero ni la basura por doquier, ni el mal olor, ni los hoyos en la carretera que estremecían el auto, la hacían sentir tan incómoda como las miradas indiscretas de la gente que la transformaban en un extraterrestre en su nave de cuatro ruedas. Aún así, guardó silencio y continuó hacia el destino programado.

Por fin se detuvieron frente a la pequeña casita donde antaño vivió y, aunque había cambiado, la reconoció lo
suficiente como para que los recuerdos llegaran agolpándose uno tras otro en su ansioso cerebro. Podía verse
vestida de novia bajando los peldaños hasta la calle, rumbo al palacio de los matrimonios, y podía verlo a él; su novio desde que eran niños; con la mirada embobecida en sus ojos, como si nada más existiera en ese instante. Fue imposible reprimir una sonrisa de satisfacción al recordar tantas vivencias hermosas, tantas locuras, tanto amor. Ver llegar a Raúl cada día, era esperar un beso enamorado y un abrazo tierno, una rosa, un poema...un boleto a la fantasía. Solo ese pensamiento que la apuñaleó durante años, no se iba y mareaba su mente:¡Cómo pude abandonarlo!

Jamás podría olvidar su rostro desconsolado y sus ojos llenos de lágrimas viéndola partir y batiendo sus manos desde la cerca de malla del aeropuerto, que había escalado con desespero, como si la vida se le fuera a escapar en aquel monstruo alado que volaría tan lejos. No solo la asaltaban los recuerdos, sino también las dudas que dejaban ingrávida su cordura: --¿Valió la pena abandonarlo todo?--Se preguntaba--Se mudó a otro país buscando prosperidad económica; ser alguien en la vida; pero, ¿Fue más feliz después de conseguirla?. Eran muchos sus pensamientos y una sola su respuesta: !No valió la pena!. Solo sirvió para descubrir el secreto de la vida: "Lo único que llena el alma y nos hace realmente felices es el amor sincero y leal", y ella, dejó que se esfumara de entre sus manos. Por eso estaba ahí, frente a su pasado, dispuesta a recuperarlo a cualquier precio.

Algo la sacó de su ensimismamiento. Alguien, como escabulléndose; huyendo; entró sigilosamente en la casa y cerró la puerta tras de sí, no sin antes dedicarle una rápida mirada llena de una expresión que no pudo definir con exactitud. Parecía una mirada triste, mezclada con odio. Solo unos segundos bastaron para reconocerla, era su antigua suegra, la madre de Raúl. Estaba muy delgada, el rostro y la piel deteriorados, hasta caminaba encorvada y con lentitud, como si estuviera enferma.
—Pero, ?Qué sucede?—Otra vez le asaltaban las preguntas—?Por qué esa mirada? ?Por qué huye de mí? ?Dónde está Raúl?

No se contuvo más. Bajó del auto y tocó la puerta varias veces, la llamó por su nombre, preguntó por Raúl, sin embargo, nadie abrió la puerta. Solo unos sollozos contenidos rompían el silencio interno, cuando unos pasos a su espalda, la sacaron de su estupor. Era su vecina y amiga, la única amiga inseparable desde que eran niñas. La abrazó con ternura y con voz muy dulce le dijo:
—Ven a mi casa, voy a aclararte todo.

Después de un café para relajar a la desesperada mujer, la amiga comenzó a hablar:
—Sabes, cuando te fuiste Raúl se volvió distraído, taciturno y se fue alejando de todos poco a poco. Ya no hablaba mucho y se la pasaba casi todo el tiempo mirando tus fotografías pegadas por toda su habitación. De hecho, aún están allí. Amiga, él nunca aceptó tu partida. Cierto día, llegó la noticia de que había sido atropellado por un auto y...—Se calló unos segundos evidentemente conmovida y después continuó—No sobrevivió. Hace cinco años de su muerte y aún su madre te culpa por lo ocurrido. Es la razón por la que no quiere verte.

No pudo contenerse al escucharla y rompió a llorar desconsoladamente sin poder decir ni una palabra. ¡Cuánto dolor! !Cuánta impotencia en sus manos y espíritu! !Cuántos sentimientos de culpa!. Ahora sentía como si ella misma le hubiese quitado la vida.

Después de abrazarla en silencio por un largo rato, su amiga le dijo con pesar:

—Raúl te dejó un mensaje que, aunque sé que va a dolerte, debo mostrarte pues, él se lo merece. !Ven conmigo!

Subieron al auto y recorrieron unas tres cuadras aproximadamente. No podía creer lo que veían sus ojos cuando el motor se apagó. Allí, sobre el muro de unos cien pies de largo por seis de alto; junto a la parada del bus que tanto visitaran durante su vida y que callaba los secretos y recuerdos más hermosos, como su primer beso de amor; estaba escrito en inmensas letras rojas una frase: TE AMO LISANDRA.

Ya no pudo más, sus rodillas se doblaron y su rostro anegado en lágrimas se perdió entre sus manos. No pudo ver los ojos llorosos de su amiga, ni las personas que se acercaron a ella colocando compasivamente sus manos en su espalda y en su cabeza. Sin embargo, pudo escuchar una voz conmovida diciendo:
--Todos conocíamos la historia, por lo que nadie se atrevió nunca a borrar esas palabras hasta que algún día tú llegaras. Se lo debíamos a Raúl. Él nos pidió que no lo hiciéramos porque estaba seguro de que regresarías.

Inundada en llanto, la mujer echó a correr hasta que fallaron las fuerzas de sus piernas.

Dos días después, un taxi se estacionó frente al muro de grandes letras rojas. Un cristal de la ventanilla se deslizó suavemente hacia abajo y una mujer de grandes lentes oscuros que cubrían sus ojos llenos de lágrimas, tomó algunas fotografías. El conductor, tratando de iniciar una conversación y con aires de ser buen conocedor del tema, le dijo:

--Muchos turistas y visitantes hacen lo mismo que usted, toman fotografías de esa frase, a tal grado que ese muro casi se ha convertido en un punto turístico, pero, ¿Conoce usted la historia que hay detrás de esas palabras?

Después de unos segundos, la mujer, con la voz más triste y resquebrajada que jamás se haya escuchado respondió:
--Yo soy Lisandra.

Algunas horas más tarde, un avión levantó vuelo hacia la ciudad de Nueva York, un monstruo alado semejante al que diez años atrás la alejó de lo que más amaba. Solo que esta vez era diferente: Atrás quedaban la esperanza, las ilusiones y el deseo de vivir que la sostuvieron durante todos esos años, pero ahora, se llevaba en su pecho el dolor incurable de haber sido aquella joven impulsiva que cometió el único error que no podría ser reparado.

 

Que bien Nomar, eres muy especial escogiendo hechos para compartirlos como narración, ese corte triste y hasta nefasto o mas bien de frustración amorosa te ha quedado muy buena, detrás de cada mural de esos que vemos por nuestras ciudades sin duda debe existir una interesante situación Lisandras y Lisandros protagonizando una historia.
Te felicito por los detalles narrativos que has creado para tu historia, la encuentro fluida y entretenida.
Mi especial saludo ara ti

 

Maravilloso relato Nomar, por desgracia es demasiado común, dejamos todo por conseguir algo material, sin pensar que lo único que le da sentido a la vida es el amor, un enorme placer leerte, besos.

 

Una historia que tiene los matices de una realidad por la forma de la narrativa. Muy interesante y entretenida. Excelente trabajo. Saludos cordiales.

 

Gracias muchachita, si es por tus ojos, ya soy escritor . Un abrazote.

 

Gracias por dejarme tu opinión Mariposa. Concordamos en eso. Me alegra verte por acá. Un abrazo.

 

Gracias amigo. Su visita siempre es bienvenida. Un saludo.

 

Ayyy Nomar, tus dotes de narrador son excelentes, me ha conmovido este bello y emotivo relato, me he puesto por momentos en la piel de Lisandra y he sentido todo su dolor, también en la piel de Raúl que murió de amor, ayyy cuántas equivocaciones se cometen cuando tenemos una venda en los ojos del sentimiento, pero a veces solo las duras experiencias nos hacen aprender. Me ha encantado leerte querido amigo. <Besazos llenos de admiración y de cariño....muááááácksss...

 

Gracias Lomita por elogiar mi intento de prosa. Realmente, historias semejantes a esta son comunes en mi país, desde donde incontable cantidad de personas han emigrado, principalmente hacia los Estados Unidos. Feliz de verte otra vez. Un abrazote.

 

Hermosa historia, volver para encontrarse con una realidad tan difícil de entender, pues sin Raúl en escena solo podría mantener su recuerdo vivo en esas letras escritas en el mural que seguro se llevó en sus ojos. Me ha encantado amigo. Recibe un gran abrazo en este día.

 

Y yo que pense que mi historia de amor era triste. Hoy me has hecho sentir un poco mejor. Soy muy mala por sentirme mejor con esta historia? Lo pondré de otra manera, tu hermosa pero triste historia, me reconfortó, me hace pensar que hay corazónes mas rotos que el mío.

 

¡Simplemente sublime! La historia es triste, perola fluidez de su escritura hace que casi ni se sienta, que uno desea llegar al final para despues quedarse con ganas de seguir leyendo, aunque con el alma partida. Un inmenso placer disfrutar de su maravillosa obra, Nomar, reciba mi más cordial felicitación y saludo.

 

Gracias Nancita por andar por aquí. La migración en los últimos 20 años ha crecido de modo alarmante y como consecuencia, ha traído incontables historias como esta. Agradecido de tu presencia. Un abrazote.

 

Te ofrezco mis disculpas Hannah por mi demora al responder. Siento mucho que sea triste tu historia de amor y que la que cuento, te haya reconfortado pues, siendo así, también me reconforta a mí. Sabes, muchos hemos experimentado sucesos como este, y expongo mi propio caso. A mí me sucedió lo que que cuento en este relato, aunque no con ese final, por supuesto y hoy doy gracias a Dios por haber hallado a alguien mejor que lo que perdí y que supo sanar las heridas del corazón. Gracias por dejarme tu comentario. Un abrazo amigo.

 

Gracias amigo. Sus palabras siempre son una brisa refrescante que invita a escribir una vez más. Tenga un feliz Domingo. Saludos.

 

Gracias Daniel, es un placer inmenso saber que fue de su agrado. Aprecio en verdad su comentario favorable. Un saludo y feliz Domingo.