1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

La meada eterna.

Tema en 'Prosa: Cómicos' comenzado por Kiko Cabanillas, 27 de Junio de 2016. Respuestas: 0 | Visitas: 815

  1. Kiko Cabanillas

    Kiko Cabanillas Poeta asiduo al portal

    Se incorporó:
    5 de Abril de 2016
    Mensajes:
    348
    Me gusta recibidos:
    200
    Género:
    Hombre
    Las vacaciones de verano habían llegado. Yo, separado, me quedaría en mi piso de A Coruña. Y Ana y los niños se irían a Patos, en Vigo, a un apartamento de veraneo en la playa.
    Con el propósito de pasar un fin de semana con mis hijos, que luego se irían a Portugal, me propuse tomar un tren hasta la ciudad olívica.
    Ya iba bastante nervioso porque soy un meón y en el autobús no hay manera. Estuve enfermo de la próstata el año pasado. Aún así bebí poco y con un libro de poesía me subí al Castromil.
    Los primeros quince minutos transcurrieron con calma. Pero pensar aterrado que me mearía en breve y de hecho mearme sin remedio fueron todo uno.
    Cada vez mi angustia era mayor.
    “Ya sé, me mearé un poquito. Y así se me pasarán las ganas”. Procedí y el resultado fue claramente adverso. Sentí un verdadero ardor por finalizar lo que ya había iniciado
    Sin poder aguantar más comencé a orinar en el pantalón, pero en seguida paré. No podía llegar a Patos con el pantalón todo mojado, prueba evidente de lo que había ocurrido.
    Mi ansiedad me llevó a tomar una decisión final: Extraje el pene y me dispuse a darle rienda suelta en el suelo del bus.

    No tenía fin.
    Pronto el reguero que provoqué me delató. Y un pasajero me increpó de malas formas: ¡Será cerdo!.
    Pero el caso es que no podía parar de orinar. Y ya llevaba varios minutos.
    Orinando sin fin. Ya con varios pasajeros molestos y con el chófer alertado...Llegamos a Vigo.

    Entre insultos se despidieron de mi los pasajeros. Pero yo no podía levantarme, pues seguía orinando.
    “Caballero haga el favor de bajar de mi autobús”, me dijo el chófer.
    Y yo procedí a desalojar el vehículo, aún sin parar de orinar.
    Al bajar vi a mi a mi ex-mujer y a los niños. Y entonces milagrosamente se cortó el torrente.
     
    #1

Comparte esta página