Destino maldito capítulo 1

Destino Maldito​

CAPÍTULO 1

Prisión de Gorthia-1236

“¿Por qué coño estoy aquí?

¿Qué he hecho para merecer este infierno?

Era un simple soldado y ahora soy un prisionero de mierda.

¡Maldigo al imperio! ¡Maldigo a esos cabrones que me maldijeron!

Pero… hice lo correcto…

¡NO PUEDO PERMITIR la destrucción de la vida!

¡NO PUEDO PERMITIR que asusten a las personas con mentiras, que maten a niños y que destrocen familias sólo por diversión!

Yo solo quería parar esta matanza… este genocidio… pero fue para nada.

Estoy aquí pudriéndome solo, sólo con esos guardias que me están espiando todo el tiempo. Riendo mi miseria, mi desgracia, mi dolor…

Mi ejecución será en una hora… Mi tiempo es corto.”




Hola, me llamo Marcus. Estoy escribiendo este diario para que sepan la verdad. Para que sepáis al horror al que estamos destinados los jóvenes y al que estarán destinados sus hijos. Sin más preámbulos empezaré desde el inicio.

Nací el 20 de enero de 1220, en Pyukan. Pyukan es un pueblo que se encuentra por la zona oriental del mundo. Es un pueblo bastante pequeño, sin mucho que resaltar sobre él. Yo vivía bastante feliz allí, tenía amigos, era feliz con mis padres y tenía calma y sosiego, pues el pueblo rara vez era visitado por soldados. Mi padre se llamaba Mike. Era un comerciante, dueño de la tienda de objetos del pueblo. El negocio le iba bastante bien. Mi madre (llamada Sara) era ama de casa y ayudaba a mi padre en la tienda. El pueblo estaba formado por 3 casas, una posada y tres tiendas. Su gente era muy amable y buena. Rara vez había conflictos y si los hubo yo nunca fui consciente de ellos. En Pyukan no había escuelas pero a prendí a leer y a escribir (obviamente) principalmente porque mis padres eran de Gorthia, la capital del imperio. Lo cierto que aunque vivía bien y tenía allí a mi gente, estaba un poco aburrido. No podíamos salir del pueblo, pues no había casi nada alrededor y para llegar a Gorthia había andar un buen trecho y luego había que pasar por una cueva plagada de monstruos. Por lo que nos quedábamos todo el tiempo en el pueblo. Aun así había gente que se aventuraba a salir afuera, tras adquirir víveres, armamento y armas. Lo cierto es que no recuerdo volver a ver a ninguno de los que salieron, supongo que porque no quisieron volver.

Los años pasaban y yo fui creciendo con el tiempo. Cambié mucho. Con 5 años tenía el pelo corto y era bajo (comparado con los que tenían mi edad). Con 13 años mi pelo creció mucho y media mucho más; aunque no era muy alto, por los menos era de estatura media.

El día fatídico fue el 15 enero de 1333. Ese día fue un día como cualquier otro. Sobre las 12 del mediodía mis padres estaban dándome clases de escritura y lectura. Después almorcé una ensalada de lo que habíamos recolectado hasta esa hora (2 de la tarde). Después de comer, fui a jugar con mis amigos del pueblo y volví a casa sobre las 8. Sobre esa hora cené un caldo con un fuerte olor a ajo y puerro. Estaba bastante bueno, a decir verdad. Sobre las 9 de la noche me acosté.

No recuerdo exactamente lo que pasó esa noche, pero gracias a mis padres puedo reconstruir la escena.

Era sobre la 1. Mis padres estaban durmiendo, de repente la puerta se abrió y de ella apareció un hombre con una armadura verde y una barba larga muy bien cuidada. El hombre se situó en el centro de mi casa y gritó:

-¡DESPERTAOS, IMBÉCILES! ¡ESTO ES UN DECRETO IMPERIAL!

Mi padre, muy asustado se despertó sobresaltado y corrió hacia el individuo que allí estaba.

-¿Quién cojones eres?

Le preguntó mi padre. El hombre que era bastante ostentoso en su forma de andar, dio un paso hacia mi padre y contestó:

-Soy Erik, la mano derecha del rey de Gorthia. Estamos haciendo un chequeo de reclutas por el pueblo y parece ser que su hijo es un buen candidato para ir al frente.

Mike visiblemente asustado y con un gesto amenazante, dijo:

-¿ESTÁS LOCO? ¡No voy a permitir que mi hijo vaya a una guerra sin sentido!

De repente, mi madre se despertó y al ver la escena se incorporó y dio una carrera hacia donde los dos hombres estaban.

-¿Qué está pasando? ¿Quién es este hombre?

Mike se giró y contestó a Sara:

-¡Este hombre, quiere llevarse a nuestro hijo a la guerra!

Sara, sorprendida y un poco aturdida por el sueño dijo:

-¡No podemos permitir eso!

Sara se giró y preguntó al hombre:

-¿Cómo puedes hacer algo así?

El hombre dio otro paso adelante y dijo en un tono muy serio:

- Tu hijo será parte de la historia. Luchará por el honor del reino, por su patria, por sus fueros, por su dios y por su propio honor.

Mike y Sara se sorprendieron al oír lo que decía Erik.

*Ciertamente en mi opinión era una barbaridad lo que estaba diciendo. Pero supongo que es normal entre este tipo de gentuza.

Tras un largo segundo ambos dieron un paso adelante y dijeron al unísono:

-¡Eso no es una excusa para iniciar una guerra, ellos no nos han hecho nada!

Erik profirió una satírica carcajada y dijo:

-Os haré una oferta que no podréis rechazar.

Erik fue a la entrada y gritó:

-¡KAUS!

De la entrada apareció un soldado con una armadura completamente negra, con un extraño casco al cual le sobresalían dos pequeños cuernos. Kaus siguió a Erik hacia donde estaban mis padres y le dijo a Kaus:

-Tenemos unos disidentes allí al lado.

Kaus miro hacía donde estaban mis padres (derecha) y sonrió. Les miró como 2 segundos o incluso más. Al girarse le preguntó a Erik:

-¿Quiere que me deshaga de ellos, maestro?

Erik respondió en un tono burlesco:

-No quiero el uso de la violencia, déjame hablar a mí.

Kaus volvió a mirar hacia mis padres. Esta vez con un semblante serio.

Erik estaba enfrente de ellos y con un semblante bastante amenazador y al mismo tiempo satírico y algo ofensivo, dijo:

-Muy bien, aquí tengo la oferta. Tenemos a un escuadrón buscando reclutas por el reino. Este pueblo nos importa una mierda, y ya supondrán lo que eso significa.

O me dais al niño o masacramos el pueblo, vosotros deciden.

*Lo cierto es que lo que hicieron mis padres después fue completamente comprensible. La vida de un pueblo no se podía destruir por mi vida, mi vida no valía lo mismo que todos mis amigos y que la gente que allí vivía. La verdad es que no guardo rencor contra ellos.

-¿Esa es la única opción?

Preguntó Mike.

-Sí

Respondió Erik con una sonrisa satisfactoria en sus labios.

Unas lágrimas se marcaron en los rostros de mis progenitores, mientras decían:

-La vida de todos nosotros o la de nuestro hijo…

Nos sentimos muy mal pero…

Uno unos segundos de duda que prosiguieron con una frase de rendición:

-¡Puedes llevarte al niño si quieres!

Erik sonrió con una muy notable maldad y dijo:

-Buena elección. Tu hijo luchará por el honor de la patria. Deberíais estar orgullosos.

Erik fue hacia mí y justo antes de cogerme, mi padre le pregunto:

-¿Morirá en la batalla?

Erik se quedó callado mirando a Mike. Estuvo así unos 4 segundos y le respondió:

-Si muere allí morirá con honor.

Tras esto, mis padres se apartaron y les dejaron a ir. Yo dormido, no sabía que estaba yendo camino a la destrucción.

 

Muy interesante relato, sere honesta las historias de guerras no son las que me suelen cautivar pero esta si lo logro. Animos para seguir escribiendo y un cordial saludo.

 

Muchas gracias. La historia es de un juego que hice en 1 mes con Rpg maker. Muchas gracias por leerla. La continuaré