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Lágrimas sin retorno

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por joblam, 18 de Mayo de 2016. Respuestas: 4 | Visitas: 603

  1. joblam

    joblam Poeta que considera el portal su segunda casa

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    La reciente viudez no impidió que Gertrudis abriera de nuevo las puertas del corazón. Con veinte y dos años de edad y un niño de cuatro, tenía la franca posibilidad de reiniciar una relación estable con un hombre que supiera valorar e hiciera brotar las emociones contenidas a lo largo de meses de abstinencia. Los pensamientos vieron la luz de la realidad. Juan Pablo, un negro y joven comerciante, quedó prendado. Era propietario de un camión que transportaba mercadería de un pueblo a otro y al mismo tiempo, aprovechaba para llevar a algunos pasajeros con los respectivos cargamentos de maletas, cajas, jaulas con gallos, pavos, gallinas y hasta animales domésticos como chivos y cochinos, los cuales viajaban asegurados a las estacas fijas en la plataforma con rústicos amarres de cuero vacuno. Los polvorientos caminos eran testigos de las andanzas.

    El padre de la joven no aprobó la relación por el color del hombre y hacía énfasis contundente en la culminación inmediata del inaudito noviazgo. Gertrudis, en un acto de contrariedad y desobediencia, simuló el movimiento de las agujas del tiempo. Sin importarle la opinión de Don Escolástico y menos la existencia del hijo, en una noche de aventura, con la oscurana de testigo, huyó del aciago pasado en busca del anhelado y encontrado paraíso.

    Ofuscado, el patrón de casa aceptó el nuevo e inesperado planteamiento. Tendría que dar una formación al nieto, moldeándolo para las tareas más duras y exigentes, algo que él manejaba a cabalidad.

    Tres largos años pasaron y Gertrudis no daba señales de comunicación. Ni un radiograma ni mucho menos una carta. La ausencia era total y en apariencia, definitiva. Don Escolástico empezó a preocuparse por el estado de salud. Sintió que las fuerzas lo abandonaban y desfallecía con una flacura exagerada. No queriendo dejar a Marcos en la orfandad ni desasistido, decidió llevarlo al cobijo del padrino Nicolás.

    Un extenuante día de camino en burro lo separaba y apenas con los primeros grises del amanecer, abuelo y nieto estaban en lenta marcha a lomos de mula y pollino.

    Caían las sombras de la noche cuando un peón del hato Las Piedras los recibió. De inmediato los llevó a presencia del dueño. Con fortísimo abrazo, Don Nicolás dio la bienvenida.

    -¡Caramba compai. Qué gusto verlos!-

    -A mi también compaito- dijo con voz queda y pausada mientras acariciaba los cabellos del pequeño.

    -¡Bueno compai! ¿Y qué lo trae por estas tierras?-

    -Compaito. Estoy enfermo, muy enfermo y quiero encargarlo de la crianza de mi nietico-

    -¡Compai. Déjelo de mi cuenta. Usted me conoce y sabe de mi destreza!-

    El hacendado ordenó a uno de los hombres del fundo ubicar los chinchorros para los visitantes. Por esa última noche, Marcos y el abuelo dormirían juntos. El infante de siete años no tenía un ápice de la triste vivencia.

    Al llegar los primeros vestigios de la aurora, Don Escolástico estaba listo para el retorno. Con la garganta caliente por el café recién colado, dio un abrazo de agradecimiento al compadre. No hubo palabras. Sólo una cruz en la frente del chiquillo y un beso que recibió en la arrugada y curtida mano como señal de respeto.

    Pronto las siluetas de hombre y animales eran un dibujo en el horizonte. Un manantial incontenible de lágrimas empezó a brotar en los ojos infantiles. Marcos intentó por un instante, correr. Una mano férrea en la muñeca y un rostro serio impidieron el gesto. La imagen flacuchenta del sexagenario empezó a tornarse borrosa en la distancia. Los cristales salobres en las mejillas del imberbe, al igual que prismas de rocío, dejaron colar la luz de la ineludible e irreversible realidad.
     
    #1
    Última modificación: 18 de Mayo de 2016
  2. spring

    spring Sonriendo...

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    Magnifico relato mi admirado Joblam, es bueno por su excelente redacción, la hilada historia, los detalles propios de una escena de pueblo y sus circunstancias, las intervenciones dialogadas hacen mas entretenida y cautivante la lectura, y el contenido...el contenido es muy triste y arruga el corazón, me pone a pensar...reflexionar en lo acertada o no de la decisión de cada personaje.
    Un placer disfrutar tu prosa amigo, mi saludo y admiración quedan contigo.
     
    #2
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  3. joblam

    joblam Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Siempre es un placer disfrutar la lectura de tus comentarios. Haces un análisis bien detallado que conjuga con mi inspiración costumbrista. Agradezco la gentileza de la visita y dejo mis cordiales saludos.
     
    #3
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  4. Maldonado

    Maldonado Poeta veterano en el Portal

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    De principio a fin, leer tu prosa ha sido de gran gusto. el don de la retórica se te da muy bien poeta. Saludos cordiales amigo.
     
    #4
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  5. joblam

    joblam Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Un placer recibirte en este rincón con tu amable presencia. Gracias por dejar tu huella. Saludos cordiales.
     
    #5

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