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El niño de los ojos azules.

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Poetamuerto, 10 de Mayo de 2016. Respuestas: 0 | Visitas: 1968

  1. Poetamuerto

    Poetamuerto Poeta recién llegado

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    2 de Mayo de 2016
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    Alicia, no podía imaginar un escenario mejor, sus vacaciones iban de maravilla, el agua cristalina, la playa totalmente vacía, sólo dos almas aminorando el vacío, ella y su padre, la paz era absoluta, el sol, quemaba suavemente su tez blanca, casi como una caricia, mientras ella surcaba las olas en su moto de agua, su padre la observaba desde la orilla, no podía existir en el mundo un momento de mayor felicidad, su cabello rojo moviéndose con el viento, sus ojos verdes fijos en la siguiente ola, las olas de la playa eran pequeñas, podría decirse que el mar, era víctima de una timidez muy grande, que le impedía sacudir con fuerza a sus visitantes, aunque también, se podía decir, que era como un amante pícaro, dando caricias suaves e indecentes, pero placenteras. Así era Alicia, siempre buscando alternativas, no se conformaba nunca con una sola posibilidad, aun cuando se tratada simplemente, de hacer una metáfora con las olas del mar.

    Alicia despertó sudando, lo que una persona puede o no considerar una pesadilla es algo relativo, sujeto a muchos juicios individuales, pero desde luego aquel sueño seria para muchos, todo menos una pesadilla, para Alicia lo era, por el simple hecho, de que no vería más a su padre, por fortuna para ella, lo que más le molestaba de sus sueños eran esos momentos de paz, pues a su padre lo recodaba como un monstruo, el causante de su sufrimiento, aquel sueño , era el preludio de su tragedia, repitiéndose una y otra vez, cada noche. La paz, la confianza y la posterior traición, la muerte de su inocencia, la tragedia que la llevaría a sentir asco por todos los hombres.

    Absorta en sus cavilaciones sobre los sueños, llego a la escuela primaria, donde trabajaba como docente. Dar clases la calmaba, el caos de los niños, las risas, los gritos y la sensación de control cuando su voz traía orden al salón. Todo eso la calmaba, siempre dejaba que volviera el caos, porque el caos la reconfortaba, odiaba la paz, porque le recordaba a aquel fatídico día, en sus vacaciones de verano, con la playa vacía y su cuerpo desnudo tras la irracional locura de su padre, que por lo que ella consideraba una obra del karma, murió mientras volvían a casa, en un accidente de tránsito, ella milagrosamente salió sin un rasguño, sin siquiera despeinarse. A pesar de que amara el caos, ese día algo era diferente, un niño nuevo que no figuraba en su lista, llego a clases, con los ojos azules, un azul intenso, penetrante, como los ojos de su padre, su cabello era castaño claro, corto, y sin ninguna imperfección, como si fuese un dibujo, perfecto e impoluto, su tez blanca, su piel perfecta, no lo había tocado, pero era como si con solo verlo, supiera que seria suave y agradable al tacto. Podría ser su hermano, o incluso su propio hijo, el parecido con su padre era impresionante, de no ser por la edad, que no concordaba con la muerte de su padre, diría que era su hermano, cuando el pensamiento de que podía ser su hijo se cruzo por su mente, sus tipas se revolvieron…

    Observo durante todo el día al niño de los ojos azueles, que permaneció impávido, mudo, no se reía, no decía nada, su mirada era perdida, como una persona sin alma, o al menos así imaginaba Alicia que sería la mirada de una persona sin alma. Sin encontrar orden en sus ideas, ni paz en el caos, que tanto la reconfortaba, termino su rutina, llego a casa, sirvió una copa de vino, y se acostó, absorta en sus cavilaciones, se quedo dormida, con la copa de vino, vacía, observándola desde su mesa de noche.

    El concierto iba acompañado con una especie de obra teatral, donde cada tanto, la guitarra eléctrica servía de fondo, para la voz del cantante, mientras contaba historias de viajes surrealistas. Reconoció en una esquina, al niño de los ojos azules y despertó.

    — Voy a organizar un movimiento homosexual, y luego un sindicato.

    — ¿Qué dices? No te entiendo.

    — Cosas de adulto.

    — Pero si eres un niño.

    — Sí, pero también algo más ¿te gusta Lituania?

    — No sé donde que queda, solo tengo siete.

    — Pronto lo sabrás ¿cómo te llamas?

    — Tony ¿Y tú?

    — No tiene importancia, ve en paz…

    Al llegar ese día a la escuela, el caos abundaba, Alicia lo inspiro, lo saboreo y disfruto, sin saber a qué se debía. Se quedo perpleja, al ver que un grupo de niños sostenía pancartas con mensajes a favor del matrimonio igualitario, pero le sorprendió más ver a Bruno, un niño robusto para su edad, hablar de sindicatos y comerciar con canicas, lanzo una mirada al niño de los ojos azules, sabía que todo era por él, aunque no sabía por qué, solo tenía la certeza de que todo era culpa del niño nuevo. Alzo su voz, mando a todos a hacer silencio, y el caos exterior ceso, no obstante su mundo interior, era un remolino de cavilaciones, buscando una explicación a todo ese jaleo.

    — Tony, Lituania. — dijo el niño de los ojos azueles, la voz le resulto a Alicia, extrañamente familiar, y no pudo evitar sentir miedo, era el tono conciliador de su difunto padre. — no paso nada, sin embargo Alicia, sabía que Tony, era un niño de otro curso, un chico majo, imaginativo, tal vez un poco hiperactivo, pero afable.

    — Bruno, Venezuela. — dijo el chicho de los ojos azules, sacando a Alicia, de sus pensamientos, sólo para confundirla más, al contemplar atónita, como Bruno desaparecía lentamente.

    El niño de los ojos azules, continuo, un nombre seguido de un país o una ciudad, era siempre igual, los niños comenzaron a desaparecer uno tras otro, a la voz del aquel niñato inoportuno que tanto le recordaba a su padre, sin ninguna explicación, el salón de clases quedo vacío, sólo estaban Alicia y aquel niñato. — por tu culpa, no tengo nombre. — aunque acaba de soltar un reproche, lleno de resentimiento, aquel niño lucia una sonrisa, angelical, tanto que podría confundirse con una sonrisa psicótica. — eres una perra, y arruinare tu vida. — dicho esto, el niño se marcho, y la dejo sola.

    Tras cinco años, largas horas de terapia, un extenso juicio donde no se logro vincular a Alicia con las desapariciones, y numerosas relaciones fallidas, Alicia al fin tenía paz, salía con un chicho, Frank, trabaja en otra escuela primaria, y nadie, salvo los padres de los niños desaparecidos, recodaba aquel incidente, tan trágico, como confuso.

    Cuando entro al salón, sintió un fuerte dolor de cabeza, su vista se torno negra, se desmayo, y al despertar, estaba atada, frente al maldito niño de los ojos azules. El mismo niño que no existía según su psiquiatra, el mismo niño que tardo cinco años en olvidar, el causante de que estuviese interna por dos años en una institución psiquiátrica, el niño de los ojos azules, el que no existía y sin embargo estaba ahí, con ella.

    — Eres una mujer linda, habrías sido una linda madre, me encanta tu pelo, tus ojos verdes, y esa piel tan blanca, por mucho lo que más amo de ti son las pecas de tu cara, ojala hubiese salido a ti, y no al cerdo de nuestro padre, no te culpo, yo también abría abortado de ser tú. Voy a arruinar tu vida, a pesar de eso, y esta vez, dejare pruebas.

    Alicia contemplo horrorizada, a lo que inexplicablemente era el cuerpo de Tony, aunque ahora debía tener once años, estaba ahí, degollado, sin duda era él, y si había entendido bien, el niño de los ojos azules, era su hijo, y su hermano, el bebe que había abortado hace once años.

    — Lo siento mamá, es mi pequeña venganza.

    El niño de los ojos azueles, su hijo, chasqueo los dedos, y al desaparecer, Alicia quedo sin ataduras, en frente del cuerpo de Tony, con un cuchillo ensangrentado en su mano derecha, no podía explicar cómo llego ahí. Los policías entraron gritando, que pese al chivatazo, habían llegado tarde, sin entender que pasaba, Alicia era apresada, mientras gritaba: “Fue el Crío, el de los ojos azules, mi hijo.”

    15/2/16
     
    #1
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