Velvet

El viaje temporal insinúa lo tortuoso que podría ser la moral. Aun lo que debiera plasmar la oscura secuencia de lo mórbido. Casi en los albores de la excentricidad, nos cazará la oscuridad y la belleza de la muerte.

Seremos una especie en extinción.

La osadía de un momento único.

La mirada sexi de la luna en la noche más pútrida.

El fracaso de los contornos genuinos y la menor proclividad de una frase inhóspita.

La sola razón de una gota de vida, provoca la primera intuición de parálisis de interludio.

Vuela el canto de las arañas entre unas pocas nubes borrachas.

Colgando quizás desde un costado demente, puedo girar mi rostro y apretar el botón que me eyecte de aquí.

Una noche menos para sopesar.

La pequeña suciedad de una supresión de enzimas, donando esporas simétricas entre las gentes. Solo desean retribuir una minúscula pasión dimensionando canciones demencialmente provocadoras.

Aislando la musa, ahuyentando cada pensamiento elaborado, soportando ese asido bendito de los pensamientos primarios, los que debemos esconder cada vez que los tenemos. Los untaríamos uno a uno, a las imágenes para provocar ese colapso crónico, que nos haría desenmascarar el odio y un mínimo rasgo sincericida.

A nadie ha de importar mi dolor.

Las miradas ensortijadas.

La cuna de mi horror.

El testamento de una Nico, ha dejado un legado de artista.

He aquí un coctel gélido, desmembrado de su subterráneo de terciopelo.