El monstruo que no podía dormir

Había una vez un monstruo feo muy horrible que no podía dormir nunca. Estaba lleno de ira, cansancio y frustración porque dormir era lo que mas anhelaba y no podía tener.

Este monstruo se pasaba todas las noches merodeando las casas y entraba a los cuartos de los niños por su escondite secreto que estaba debajo de las camas par observar a los niños dormir.

Mientras observaba, el monstruo se moría de envidia de aquellos niños que estaban bien dormidos y acurrucados en sus camas, pero no podía hacerles nada porque cuando los niños duermen los Ángeles los cuidan y los monstruos le temen mucho a los Ángeles.

Pero merodeando un día el monstruo descubrió que David, uno de los niños que visitaba, no tenía un Ángel cuidándolo al pie de su cama.

El terrible monstruo envidioso se acercó y descubrió que David no estaba dormido sino que había hecho trampa para quedarse jugando con la tableta en días de escuela.

Entonces súbitamente salió de debajo de la cama y miro a David fijamente a los ojos robándole su sueño para siempre.

Desde entonces el monstruo duerme un poco algunas noches pero el pobre David ya no más. Se siente cansado, los párpados le pesan y no deja de bostezar pero por mas que se acuesta en su cama y pone la cabeza en la almohada a la hora de dormir el sueño no llega nunca.