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Timonel

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por ivoralgor, 5 de Marzo de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 368

  1. ivoralgor

    ivoralgor Poeta asiduo al portal

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    Lo que para unos es osadía,

    para los otros es desgracia.

    No es necesario decir mis generales, basta con saber que soy Ingeniero Civil, graduado de la Universidad Autónoma de Yucatán. Trabajé para varias constructoras hasta que por azares del destino empecé a trabajar en la Constructora Nova Residencial. Todo era “perfecto”: buen salario, prestaciones superiores a los de la ley, gastos médicos mayores, 30 días de aguinaldo, etc. El problema radicó en la gente que lo manejaba. ¿Quién invierte para perder? Esa era su filosofía. Los proyectos de mayor importancia se arreglaban al calor de los tragos, y, los ascensos, con política. Mi papá decía: La política es el arte de comer mierda sin hacer gestos. Fui un mal político.

    Trabajé en el departamento de presupuestos, ahí es donde se movía realmente todo el dinero. La incapacidad de mi jefe inmediato me llevaba a trabajar largas jornadas, y justificar desvíos, prolongado estrés. Para callarme la boca me daban un bono anual como compensación por mi compromiso con Nova Residencial. Así pasaron los años, con un ir y venir de jefes que subían a mis costillas y a otros los despedían por desvíos de fondos. Si sigues así, Arellano, subirás a gerente, decían todos los jefes que desfilaron por el departamento, era su frase de campaña. Sólo atinaba a reír para no mentarles la madre. Ellos se llevaban las jugosas ganancias y a mí me dejaban las migajas.

    Lo que colmó mi paciencia fue la osadía de mi jefe en turno, el Ingeniero Sansores. Acostumbraba a llamarme a cada rato para checar pendientes. Debes corregir estas cifras, decía sin alzar la vista. Está muy elevado el presupuesto, continuaba atónito en la pantalla de su computadora portátil. Se vanagloriaba en las juntas de ser el cerebro detrás de los buenos resultados alcanzados por arriba del presupuesto. Yo le hacía sus presentaciones para la Junta Directiva. Cada vez que hablaba, tenía una risita estúpida y una voz nasal, que daba risa el hijo de puta. Era un buen político, no lo puedo negar.

    En medio de un proyecto importante se lesionó la espalda y se iría de incapacidad por tres meses. Esa mañana me habló a la oficina. Arellano, oí del otro lado del auricular. Coño, me lesioné la puta espalda jugando futbol. Me aguanté una carcajada. Sé que es mucha responsabilidad, continuó, pero debes sacar la casta. Al fin me hará justicia la revolución, pensé. Desde hoy tú llevarás el timón del barco. Espero que siga su curso como hasta ahora, te lo estoy dejando encarriladito. Casi me cago de la risa. El barco siempre navega con o sin él abordo. Haz las cosas como te he enseñado, tragó saliva. Es tu oportunidad de crecer, Arellano, no la desaproveches. Siguió con su discurso, creo que lo estaba leyendo. Cuando colgó una especie de risa e incertidumbre me invadieron: reír o llorar, ese era el dilema.

    Me esmeré en algunos aspectos, pero descuidé la política. Crassus Errare. En la junta me felicitaban por mi disposición y porque me “fletaba” cuando se debía, pero no me dieron aumento alguno. Jamás me dieron el puesto de mi jefe, ni nada. Culeros.

    Regresó mi jefe con bombo y platillo. Casi hicieron fiesta ese día. Sin ti el barco se estaba hundiendo, oía decir por aquí, regresó el timonel, por allá. En su ausencia se registraron progresos porcentuales que tenían contenta a la Junta Directiva. Luego de esa racha, las cifras se complicaron y buscaron a un chivo expiatorio: yo. No escucharon mis explicaciones. El Ingeniero Sansores lo disfrutó un chingo, recuerdo su puta sonrisa. Cinco meses después de mi despido, supe que lo despidieron por desvío de fondos. Valió madre su política. Ese día fui a Eladio’s a tomar dos a su salud. Hoy trabajo por mi cuenta y no me puedo quejar. Me estoy sobajando el lomo, pero las ganancias son todas mías. Estoy cerrando un contrato y las cervezas vienen y van. Una desnudista dominicana me quiere timar la hija de puta.


     
    #1

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