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Poesía: sensibilidad y trascendencia

Tema en 'Salón de Escritores' comenzado por anaximandro, 8 de Octubre de 2014. Respuestas: 2 | Visitas: 1964

  1. anaximandro

    anaximandro Poeta recién llegado

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    En el principio todo era oscuro
    y la poesía el dolor más antiguo del mundo.



    Inmerso aún en los ardores frenéticos de la adolescencia, pugnando denodadamente por entenderme y por entender el mundo, cayó en mis manos un escrito, que no recuerdo ahora si era un poema o un texto de otra categoría, en el cual estaba inscrita la frase que invoco como epígrafe de este comentario. Como es de suponer, en el acto quedó grabada en mi memoria y me ha acompañado desde entonces, saltando al primer plano de mi mente cada vez que pienso en la poesía.

    La razón quizá pueda parecer muy obvia: mi ser todo, en ese momento de su existencia, se identificaba con el dolor, con la incómoda melancolía que lo anegaba.

    Por sincronía, o elección inconsciente, he encontrado desde entonces la mayor profundidad y belleza en las manifestaciones estéticas, llámese música, pintura, danza, teatro, cine, escultura o literatura, que encuentran en los dolores humanos el motivo de su realización. Creo que esto es, en principio, en razón de un elemento de identidad que caracteriza a los artistas y a las auténticos amantes del arte: el exacerbado desarrollo de su sensibilidad. Lo cual nos lleva, a unos y a otros, a vivenciar y concebir el dolor humano como una paradoja irresoluble de la existencia: el dolor es indesligable de la perfección humana. Nos remite a un anhelo de trascendencia y eternidad que se ve abruptamente denegado por la muerte. Una lucha frontal de Eros, que Thanatos tiene ganada de antemano. Más que melancolía, nostalgia anticipada: un grito de rebeldía ahogado por el llanto.

    Creo, en virtud de lo anterior, que esta nostalgia, consciente o inconscientemente, es la fuerza motriz de la creación estética.

    Quizá por eso no se llama sensible a la persona alegre, iracunda o serena. A tal grado se identifica como sensible a quien se deja llevar por el dolor o el sufrimiento, por la angustía o la ansiedad, por la nostalgía o la melancolía, que en el habla cotidiana el concepto ha llegado a adquirir un sentido de sinonimia con estos estados del alma. Estoy convencido de que esto se debe, en gran medida, a la razón antes expuesta. La percepción del vulgo es que el artista es un eterno y experimentado sufridor, un ser sensible por antonomasia.

    Entre los artistas, no me refiero con esta categoría a los explotadores del arte, los poetas parece que tenemos una particular desventaja. Al sustentar nuestras elaboraciones psicosomáticas en el universal lenguaje de las masas: el lenguaje alfafonético, somos menos sublimes. Nuestros objetos literarios son mucho más cercanos a la percepción racional. Y en un mundo signado por el dolor, cercado día a día por la angustia existencial en la lucha por la supervivencia, ¿a quién puede agradar que le ubiquen esta condición en el primer plano de la conciencia? Estoy seguro que sólo a aquéllos que han alcanzado un alto grado de desarrollo del juicio crítico.

    Si nuestros objetos literarios tuvieran un desarrollo y resolución melodrámatica, podrían ubicarse cómodamente en el gusto pervertido de las masas, y llegar a ser, por tanto, pasto de la codicia del mercantilismo editorial, como lo son ya la literatura vulgar y la lírica vulgar que campea victoriosa en las aguas fangosas de la industria discográfica.

    No. Yo me niego rotundamente a escuchar el canto de las sirenas, me niego categóricamente a cambiar mi primogenitura por un plato de lentejas.

    Creo que tal planteamiento (melodramatizar la creación estética), resulta peligroso. Los poetas tenemos la obligación ética y ontológica de mantener en alto la antorcha prometéica, sin importar que eso signifique quedar eternamente encadenados al Caucaso del dolor, a merced siempre de que nuestras entrañas sean servidas por el Olimpo de la fatalidad como alimento para los buitres del ser más genuino y profundo de la triste y trágica condición humana.
     
    #1
    A jessia, ropittella y (miembro eliminado) les gusta esto.
  2. ropittella

    ropittella Poeta veterana en el Portal

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    Ya lo dijo Jorge Luis Borges "La poesía nace del dolor. La alegría es un fin en sí misma" Excelente reflexión. Abrabesos
     
    #2
    A esthergranados le gusta esto.
  3. anaximandro

    anaximandro Poeta recién llegado

    Se incorporó:
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    Muy apropiada y pertinente referencia, amable ropittella, que engalana con la grandeza de la fuente la nobleza y humildad de quien la cita.

    Te abrazo con afecto.
     
    #3

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