Susurro dormido de mis ansías angostas

Se me degollan las manos. Sola trato de componerte una melodía. Me esfuerzo porque no te dé miedo, porque olvides las malas pasadas que te han hecho. Me cercioró de que cerré la puerta. El alma se te hace pedacitos cada vez que me vez y en más de una ocasión te has preguntado qué de bello había en mis brazos.
Te di nacimiento igual que un parto, te deje cosechar en mi vientre amaneceres y te hice inspirarte en mis instantes de locura. ¿Aún hay algo de hermoso en mis prosas?
Te hice el cielo, el amanecer y las mareas se me parecieron a mis labios y a lo largo de los sueños que nunca te conté. Me jugué la nada por el todo y el todo por la nada, aposté el alma y la perdí, aposté los atardecer y me los ganaste, aposté la inocencia y la desapareciste...
Los enemigos me recordaron que yo te amaba y que los latidos de mi corazón no eran más que caballos locos que cabalgaban en mi cintura y en mis labios. Susurré en tus habitaciones las palabras que más se parecieran a mi mirada y memoricé cada instante en los que sabía que tenías dudas. ¿Cuánto de lo que te di no será ahora parte de otro sueño?
La lluvia me dio en el rostro y mis pies se tropezaron con tu ropa y con los escombros que dejaste después de la guerra que le declaraste a mi ser. La paz me la corrompiste y las esperanzas se suicidaron.
Detuve el tiempo, hice que las mariposas se posaran en tu ventana y que soñaras con mi piel y con los instantes silenciosos que tengo cuando nadie quiere intervenir en mi vida.
La inspiración se me ahogó y supe que eras eterno, que tenías el alma marcada y que los vacíos de tú aliento no eran más que palomas que morían cuando ya nada quedaba entre los dos. Me tuviste pánico cuando descubriste que en mi alma había ángeles...
Construí un mundo que era más bello de lo que habías visto jamás. Duérmete en el rincón que más frío te dé, ya no hay nada que perder, ya no hay nada qué aprender.
La luz que te presté nunca la devolviste, demostraste que no querías ser nada semejante a mis anhelos y que los besos me fueron puestos en el secreto más grave de mí. Te he visto caer, me has visto renacer...
Los desiertos se parecieron a tus brazos y los demonios a tus besos; insistí en amarrarte a mis huesos y sentí que eras lo que le daba vida a mi vida. Te me volviste libertad y guerra, prisión y lo que ahora soy.
Cada amanecer desperté amándote, gritándote, esperando que me oyeras, que tuvieras la delicadeza de no serme extraño ni neblina en una madrugada hecha de escarcha y de magia. Me quebraste los labios y hay días en los que no conozco a nadie más que a ti.. Hoy es un día de ésos.
Vuela junto a mí y hazme un espacio en el instante en que te ríes y me dices que no te vas a ir nunca más. Recórtame las ganas de volverte a ver, de desearte otra vez. Piérdete en los augurios de mis panteones y resucita con los muertos de mis secretos. Ya no quiero tener que llorarte, ya no quiero dormirme en un recoveco de tus misterios.
¡Dime que me serás eterno! ¡Dime qua ya no te vas a ir!
Hoy desperté pensando en olvidarte eternamente, pero en realidad ya no es mi mañana más brillante que mis noches ni las horas más fatales que la misma fatalidad. Y en realidad ya no quiero olvidarte nunca más...

 

saludos, disfrute leer tus palabras..........

de una sombra para una hija de la luz

........ALLAN...............