Carbónicos de la noche (para Ros)

Carbónicos de la noche,
estelas de un zaguán estrellado;
el cielo compone gamas
que el sol enchastra (destruye).​

Naufraga el cosmos
y la luna cambia de cara,
se despereza un maribundo,
otra vez queda viudo el calendario.​

Aires de neblina escarchada,
baldosas de cristal empapadas,
colores que se marchitan,
la tempestad, nuevas caídas.​

Derrapa en el horizonte
un puño de acero,
se desangra la noche
y la soledad pierde su guarida.​

Enterrado el llanto
afloran las ojeras,
y veo tu cara, huelo tu aliento,
sé que no quieres irte.​

Te despides y me dejas
intranquila por saber si sobreviviré.
Me lastima tu mirada
y miento que yo estaré bien.​

Otra vez un dolor sin tiempo,
un cansancio de rutina arruinada,
un mal sueño, tu brisa tendida,
otra vez el día.​

Grito y no me escuchas:
¡Maldito amanecer
que despabilas a mi muerte
en los brazos de esa mujer!​

No me des más vida,
no me llenes el balcón de días,
sólo has que regrese
de noche o de día, pero en esta vida.​

(Para Rosmery,
por su amistad de dulces palabras.)​

 

Ay Ros, ni se te ocurra dejarme solo, no ahora, no ahora que acabo de encontrarte, este Portal está jodido sin tu presencia, y dudo que queden almas para llevarse a la boca...
Besos, linda, y Felices Vacaciones.

 

Excelentes imágenes la de estos versos. Te felicito y bien por esa dedicatoria a una buena amiga.

 

Gracias por tu comentario Salvador.
En cuanto a la dedicatoria, merecido se lo tiene.
Saludos.

 

"grito y no me escuchas, ¡maldito amanecer que despabilas a mi muerte en los brazos de esa mujer! ... muy, pero muy profundas esas palabras, lo entendí como: vives, renaces solo en brazos de ella ... despiertas tu muerte. por dios, me gustó esa frase

 

Felicidades por tu bello poema, me gusta su desarrollo y buen final, es un placer encontrar poesía hecha con tan buena mano.
Hoja.

 

Gracias Valentina, gracias por pasar por mis letras.

 

Hoja, qué gusto tu comentario, fue una grata sorpresa, nos estamos leyendo.

 

Te abrazaría en la distancia, si fuera Rosmary, y esas lágrimas derramadas por tremendas letras escritas, pensando en quién, qué importa, solo el poeta sabe de sus musas y guaridas. Melancólicos versos con fuerza de tormenta porteña, sonora y sentida... soledades temidas...
Capelinas con joviales hetairas para ti, poeta.

 

Quizás hoy, a saber por tus celos, tu comentario fuera otro, jajaja.
Basta sólo ver los dedicados a vos para olvidar las dudas.
Besos, tanto tanto.