No somos nadie

Frágiles de verdad
como una copa de cristal,
así somos los humanos
de carne blanducha.
De un capirotazo
te mandan a Pekín
y de allí, directo a la sepultura,
lanzados a más de mil,
tan frágiles somos;
aunque de muchas maneras
aparentamos lo contrario,
en los gritos hasta el cielo
y el puño en alto, que a todas luces
resulta bestial,
musculatura de esparto
para gente inmortal,
pero somos nada
vestidos de personas,
pero somos frágiles
como un tallo de perejil
que no tiene ni agarre,
como la hoja del árbol
que acusa el otoño,
resulta muy extraño.
De un capirotazo
nos mandan a Pekín
y de ahí a la sepultura,
tan fácil es el morir.

 

La vulnerabilidad del ser humano, muchas gracias por añadir tu comentario.
Saludos Maramin.