Chucherías de amor

Mientras el día esté dejando su huella
la oscuridad estará relegada a la condición nimia de tu zapato.
En los closets
su ceniza irregular grita aún tu nombre y se mece
como una mano que se estira para llegar al vacío.

Sobre tu frente una arruga alada aún se sostiene
como un funambulista en delgada cuerda
su zumbido se mece como una horca de mar
que llega continuamente para castigar costas
y fondas con viejos marineros con sus gigantescas
lenguas de barbas.

Sobre el lomo de un camélido o sobre una cama con abejas
el fakir cae como un edificio de apartamentos empujado por vientos públicos
o por índices gubernamentales
o por la ambición de atrapar una sombra caliente.

Y así seguirán los astros mordiéndose la cola
como un perro de pelea
como tu belleza diluída en un sabor de plástico de dulce.