Liras ligadas logran labrar los lúcidos locos

Con el trato fecundo,
nos tomamos la mano con franqueza,
nos decimos rotundo
con íntegra firmeza
y entre voces: "la calma es nuestra jueza".

 

Pensé que “contenteza”
era un giro gauchesco del idioma.
Busqué (no sin pereza).
En el DRAE se asoma
el vocablo afirmando que no es broma.​

 

¿Hablan de poesía?
Solo descubro que a la frase llama
verso y está vacía
cual tibio melodrama
que, en la pantalla, el director programa.

 

Está densa la trama,
villanos y adalides la complican.
“¿Ves? ¡Le hicieron la cama!”,
gritas, mientras se implican
los malos en celadas que fabrican.​

 

Las campanas repican
llamando a todo mundo a la oración
es lo que me platican
decía la canción
que cantaba Cri Crí en televisión.

Gato de barrio.
​

 

Acto de contrición:
esperando en la puerta de la tienda
que empiece la función,
que después se me atienda
y al regalo se encuentre solución.

 

No amarró la emoción,
el embalse no pudo sostenerla,
desgarra la presión
de saber que con verla
me inunda este deseo de tenerla.

 

A modo de reflexión, yo esto es lo que veo en tu tercer verso:
Me-des-ga-rra-la-pre-sion.
7 sílabas +1 por acento agudo : 8.

 

¿Que te gusta la perla?
No sufras, es normal que la desees.
¿Y a tu cuello coserla?
Hazlo, pues la posees;
no temas, es usual que la golpees.

 

Gracias, se me pasó, conté mal, corrijo. Saludos

 

En el Oeste, duelos
y trifulcas fechados en la puerta
de un Saloón con suelos
de sangre seca y muerta,
sufrían cada noche la reyerta.

 

Con el alma aterida
y la sangre negándose a sus venas,
se acercó desvalida
al mar de sus condenas,
un infeliz que solo le dio penas.​

 

El terreno espinero
obstruye nuestro paso, aunque no impide
el milagro certero,
sin pronóstico incide
a que sin un plan todo aquí trepide.

 

Con su paso mal mide
la distancia entre el ser y la utopía
y solo ella decide
asumir una vía
o dejar su camino a la apatía.

 

Me da mucha alegría
verte hacer ejercicio con frecuencia
noto tu lozanía
esa es la conveniencia.
Tu salud es mejor, es la evidencia​

 

Curiosa ambivalencia,
escribir con lirismo y en el suelo
Dudosa omnipresencia,
con risas y en el duelo
quizás solo al alcance de un camelo.

 

Vendiéronme un camelo
de falsa antigüedad, una gramola.
Me tomaron el pelo.
La baratija, sola
en mi altillo, patética se inmola.
​

 

Era una caracola
que flotaba en la orilla y yo la vi
esquivando aquella ola.
Pensé, ¿ qué haces aquí?
Meditaba en silencio, comprendí.

 

La existencia fastuosa
que te brindara el tipo ricachón
solo te dio una cosa:
vejez en desazón.
La herencia la tomó su familión.​

 

Recuerdo una canción
de Cecilia que siempre me acompaña;
tan solo una mención
a su querida España
y el dolor de su muerte aún me daña.

 

El camino se ensaña:
Casademunt, Casal, Cecilia y Bravo…
Tal vez la fama engaña;
el humano es esclavo
de su mortalidad, que es cruz y clavo.​

 

Con cuidado yo lavo
cada una de las penas que me habitan,
mas triste siempre acabo,
pues nunca se limitan.
Si más limpias que están, más debilitan.​