Habíamos quedado...

Habíamos quedado...​

Habíamos quedado
en que iba a ser tu preferencia,
tu prioridad.
Y que tú serías mi bohemia,
que serías mi relax,
que por lo menos no me dejarías
con los bolsillos trasnochados
de ilusiones,
la cabeza embriagada de protestas,
con la camisa medio afuera
y el cordón de mi zapato
chapaleando en tu sudor.

Habíamos quedado en tantas cosas:
Algunas tremendas; las más,
desastrosas.

Habíamos quedado, por ejemplo,
repartir el mar
para refugio de la ausencia,
abandonar los viejos trapos
en la primera estación,
tomar por asalto el metro,
el trolebús o algún tren
que nos llevara muy lejos de aquí,
de este resbaloso punto de partida:
como siempre tan “punto”
pero nunca “partida”.

Habíamos quedado
en que nada nos haría claudicar la cervical,
que por fin seríamos inmunes
a la indiferencia.

 

Una cosa cosa son los acuerdos bilaterales... y otra, es lo que realmente se ejerce en la práctica.
Bellos sentimientos.

 

Cielo que te puedo decir, tu poema inspirado en esa tremenda decepción
de saber tantas promesas incumplidas, se siente triste, traicionado, pero
así es la vida, hay que saber en quien creer y en quien no, y eso es muy
difícil de aprender. Besitos apretados en tu mejillas.

 

Buenas noches:

Iván muchas gracias por sus palabras. En la práctica casi nunca los sentimientos logran alcanzar la plenitud. He ahí los motivos de la poesía.
Anamer, me agradan muchos sus comentarios. Me jalean para seguir trasladando al papel algunos devaneos, que, no obstante, lo tiene a uno enganchado.
Saludos estivales desde Moscú.

 

Siempre quedamos en acuerdos pero pocas veces se llevan a cabo, este poema me llego,
en fin lo disfruté mucho...

Abrazos desde mi amarillo,

 

Hola Lupe: Siempre estarás cerca de Dios, puesto que los poetas son la voz de sus pensamientos. Gracias por tu comentario. Mis afectos.

 

Perspectivas que desnudan la profundidad de las opciones y su sentir vibrante amigo...
Un gusto leerte...cuídate mucho!!
Te abrazo con todo mi cariño...
Nancy