La cueva de la Remigia

Me imagino en las barrancas
y percibo que a lo lejos,
van caminando las sombras
dibujando los bosquejos
que por aquí transitaron
sobre estos suelos resecos
entre cañadas y riscos
nuestros queridos ancestros…

Se perciben sus pisadas
moldeando eternos hielos,
dejan sangrantes sus huellas
con cortadas en los dedos…
Huyó de la era glacial
pero hoy, regresa de nuevo
buscando una nueva vida
entre los llanos desiertos
y ve cubriéndose todo
de verdores de placebo,
como si fuera una prueba
para largar al invierno,
borrando la blanca estela
quitando todos sus lienzos,
ahora ya sin peligro
se esfuman en fuertes vientos
dejando atrás sus pobrezas,
llenando de yerba el suelo
al calentar presto sol
entibiando al frío cierzo.

De nuevo el mar sus enaguas
solícitas al requiebro,
volvieron a sacudirse
despojándose del hielo,
con manos de blanca espuma
sin quedarse nunca quieto
esculpen como caricia
en miles de años sin tedio
las fuertes y duras rocas
que despuntan sin remedio.

A poco llegan las aves,
una plegaria del cielo
al final de esta alborada
arriba el hombre siguiendo
los rastros de duras nieves
que se antojan como enero,
empieza a crecer el día
con otro nuevo milenio
de la era que los metales
servirían al respecto
para que el homo pudiera
decirse "ser el primero",
invadiendo muchas cuevas
que serían su aposento…

¿Cómo poder señalarlas?
¿Cómo marcarlas sin pero?
Con figuras trazaría…
usando el carbón de leño,
así hizo el primer dibujo…
¡Enorme acontecimiento!
después dibujó sus pasos
como todo un gran experto,
cuando colecta la miel
o cuando encuentra veneno,
plasmando sobre los frisos
el retrato de los renos
comiendo en el estío,
mezclados entre los ciervos,
creyéndose con pintar
de Castellón ser maestros,
con espléndidos retratos,
como pintando bosquejos
de sus mujeres con faldas,
exhibían bellos senos.

¿Quién habitó en la Remigia
que guarda un hondo secreto?
Como de hombres navegando
a la caza de un gran puerco.
¿De veras se ven flotando?
¿O tal vez estén corriendo?
¿Había puercos del agua...?
¿O era tan solo… el cieno?
Y al lado en otros retablos
muy cerca del muro abierto,
salta un flechador que mata
al antílope con cuernos
tan largos que con la luna
parece que son eternos,
adentro van los danzantes
todos pintados de negro,
parece ser que es un rito,
de la muerte... de un torero.


Felipe de Jesús Legorreta Levy.
Copyright INDAUTOR México.​

 

Muchas gracias "TOCAYO" se me pasó un poco la mano haciéndolo tan largo pero me comprenetré imaginando esos tiempos.
Recibe un abrazo.