Tren hacia la locura.

Me hallo esperando en el andén,
donde la cordura desentierra a su álter ego.
Observando a pasajeros crueles
que ignoran en qué me convirtieron.

Me hallo en aquel vagón solitario
de rojo terciopelo,
debatiéndome con mi demonio interno
y con mi fiero lobo hambriento.

Mi vacuo corazón se va muriendo,
junto a los minutos y segundos
de este sueño pérfido
de insania y pánicos taciturnos.

Prendo la huida hacia la libertad
utópica del que escribe,
pero la maldición me hallará,
allá donde mi alma se cobije.

Me sigue... me persigue...
Aunada a mis tristes huellas.,
como la ferocidad al tigre,
como el cielo a las estrellas.

Y así queda mi espíritu hendido
por el hastío de la maldición,
que fustiga tanto a mí como a los míos.

Por ello huyo...
Huyo en el tren de la enajenación,
para difuminar la vida y su sentido,
para redimir mi condenado corazón.

(Ismael López, "Ísver")

 

al ir leyendo tus versos, sentí que me subía a ese tren de la locura queriendo hacer ese viaje para redimir también mi corazón, me encantó encontrarme con tu poema, gracias por compartirlo y darnos la posibilidad a los lectores de disfrutar de los sentimientos del poeta, felicidades y bienvenido!! Saludos

 

Muchas gracias de todo corazón. Me alegra leer tu comentario, ya que una de las sensaciones que intenté trasmitir era la de hacer que el lector se sitiese dentro del vagón. Saludos.

 

Qué bonito es tu comentario, muchísimas gracias. Un fuerte abrazo de todo corazón.