El domador de caballos

El domador de caballos

A ti, vida que despierta,
vida que abre las alas
y se despereza:
bienvenida seas.

Te deseo el amor y la grandeza,
todo un sinnúmero de parabienes,
para que la pena jamás te desvele
y afrontes siempre tu destino
con templanza y entereza.

Nunca pierdas de vista tu camino,
pequeño y dulce niño...
ni tampoco a tus centinelas;
pues otearemos tus primeras huellas
desde la firmeza del cariño.

Desde las egregias murallas
de nuestra Troya hereditaria,
a pesar de que sus muros abatidos
tiemblen hasta desmoronarse,
nunca te faltará el consuelo.
Nunca te faltará el abrigo.​

 

bella poesía, excelente manera de utilizar la metáfora en sus versos. me ha encantado pasar a visitar sus versos, le saludo, que tenga una agradable noche.

 

Gracias, ministro oskuro. Espero que mi nuevo sobrino también la disfrute algún día.

 

Excelentes versos nos dejas, deliciosa pluma que tengo el gusto de leer.
Un placer, feliz semana.

 

Un precioso homenaje en forma de extraordianaria poesia, querida Sira, cuantas sensaciones traen consigo los retoños. Un placer pasar.
Besos, poetisa.

 

Gracias, queridos Gavase y José María... espero que todos estos bellos deseos se reflejen en todos vosotros, no sólo en el pequeño Héctor, y seáis muy, muy felices.