Malaquias v

EL FIN DE LA INOCENCIA.
Ese nuevo sentimiento acabo por dominar a Belcebú, que ya no solo lo sentía hacia su hermano, sino hacia todo su clan a los que paso a considerar seres débiles y dispersos, que nunca lo habían aceptado y decidió consumar su venganza contra todos ellos, por medio de un potente conjuro que los trasformara en seres deformes, mitad cabra mitad hombre que es el aspecto que hasta hoy en día han conservado, pensó que con tal aspecto Alseide seria incapaz de seguir enamorada del noble Malaquías.
El reencuentro de ambos hermanos fue en el palacio de Merlín, donde este yacía muerto, a los pies del futuro rey de los diablos. Nubes negras tapaban el cielo hasta donde alcanzaba la vista y estalló la venganza, cientos de tornados devastaban todo a su paso, llovía a cantaros pero el agua que caía, no conseguía apagar los incendios provocados por el aparato eléctrico de la tormenta y la lava que escupían los volcanes de la tierra, no hace falta decir que entre los seres del planeta nacieron los sentimientos del miedo y la desesperación, un pestilente aroma a azufre se apoderó de la atmósfera donde gritos de dolor se oían por encima del estruendo de los truenos y erupciones. El conjuro de Belcebú tubo tal virulencia que no tan solo deformo a los diablos sino que también acabó con varias especies de animales y diezmó todas las demás, Duro tan solo unas horas en las que Malaquías, consciente de todo lo que ocurría, intentó persuadir a su hermano de que parase esa locura, llego incluso a ofrecer su vida a cambio, pero el, borracho de ira, no quiso escuchar y al comprender que nada podía hacer allí, sintiéndose enfermo y decidió ir a buscar cobijo mientras su cuerpo se deformaba.
Al pasar la tormenta, el mundo ya no era el mismo paraíso de inocencia. Con el tiempo, los clanes humanos se unieron, para reconstruir el mundo y luchar contra esa nueva lacra a la que llamaron, el mal. Mientras que el clan de los diablos avergonzado por su aspecto fue a esconderse a las más profundas grutas de la tierra, donde a la postre se convertirían en súbditos de Belcebú, seducidos por su envidia y su rencor. Todos menos uno de sus miembros, a Malaquías la magia de Belcebú no pudo acabar de trasformar-lo ya que su alma de hada le protegió en parte y tan solo se volvió un poco más bajo más delgado y desgarbado y con un rostro menos agraciado que antes. Cosa que suplió con creces su encanto, su alegría y sobre todo la confianza, que el amor Alseide le impartía.
Así pues es desde ese inicio de los tiempos, el mal existe sobre la tierra por causa de la envidia de el maligno Belcebú y los enamorados intercambian sus almas para protegerse de el. Y es también gracias a los descendientes de Malaquías y Alseide por lo que las chicas más hermosas e inteligentes, acaban enamorándose de tipos más bien feos, aunque alegres, simpáticos y con un toque seductor que parece sacado del mismísimo infierno.

 

a veces la inocencia tiene una larga historia, interesante, abrazos