He destruido mi propio mundo

Con dolor he destruido mi propio mundo
al descuidar tentación y sucumbido
ante tantas mortajas del odio mismo.
Con lo banal intrascendente e inmundo
pecar en lo poco, en vano y resabido
ocasionando el más que temido sismo.
Este pecado no tiene parangón
me consumo en el llanto y loco hermetismo.
Y dolor en su eterno y llano pregón
que alcanza a hundirme aún más en el abismo.
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©®Todos los derechos reservados bajo el nombre de Jorge de Córdoba, Barak ben Asís, Cesarfco.cd​

 

el odio es una semilla siniestra que florece en el más doloroso corazón, un gusto leerte César, grandes saludos para vos.

 

cuando nos dejamos llevar por la respuesta fácil y cómoda, sin meditar en las consecuencias... pagamos un precio estratosférico.

Gracias Megara por pasearte entre estas líneas.

Un abrazo.

 

Todo lo destruido, sera los cimientos del aprendizaje que nos hace falta para volver a empezar.
Un abrazo fuerte
Rosario

 

Derruir para construir... Interesante perspectiva.

Gracias Rosario por leerlo y comentarlo.

Un abrazo.

 

El odio siempre logra derribar lo mas bello de nosostros mismos.
Un placer leerte

 

Siempre.

El odio es un peligroso y poderoso aliciente.

Gracias Laura por pasearte entre estos versos.