A tu silencio

¡Solo siente! –Susurraste-
atizando fuegos, sudores, mieles…
Sensualidad que tus latidos despertaron.
Puse en tu mano llave y cerrojo.
¡Dulce vigilia fue a tu lado!
Algo de niño, algo de anciano
algo de nuestra historia adolescente.
Me sentí tuya en otra vida,
nunca hablaron tanto los silencios.

Y voy, como cordero al matadero
condenándome al inevitable adiós
buscando excusas para hallarte
arañando horas sin tu nombre
disfrazando de lluvia la tristeza.
Nunca temí tanto al silencio
¿acaso ves la misma luna en este cielo?

Quisiera perderme en la mujer que soy
en mi armadura oxidada,
saboreando soledades
pero escojo, instintiva, tus estrellas
-Aunque no las prometiste-
y tus abrazos futuros
por si la vida los subasta.

Si no,
hiérame tu silencio
el tiempo borre tu beso
kilómetros desgasten esperanzas
y vuelen las palomas a otros nidos.
Quedará lo eterno, pendiente,
como en un perchero
para nuevas vidas
para nuevos silencios.

 

Espectacular el gran contraste logrado entre lo melancólico y triste de este bello poema, y a su vez la fuerza y el manifiesto vigor en el decir. Saca genialmente al tema del andarivel de la simple queja y el lamento.
Muy buena
Besos
Ricardin

 

QUE BONITO ANÁLISIS, ES MUY CERTERO. GRACIAS POR TU COMENTARIO.

 

Muy linda poesía.
Saludos.
zULCAS.

 

Zulcas! Bienvenida

 

Esos silencios... que a veces gritan y otras sólo hieren, pero, como sea, son inmensos, eternos nos recuerdan que hay soledad, que somos vulnerables y que pese a todo siempre estamos enfrentados a nuestras propias decisiones, esas que nos llevan al cielo o al infierno, las que nos dejan en la tierra o nos adentran enn su alma... Precioso tu poema, te felicito. Un besote, mi querida Gen.

 

Hola Marton, no soy Génesis, ni soy de Chile. Soy venezolana, pero es un placer tenerte por aca.